EL 90% DE LOS MÉDICOS RETRASAN LA RECUPERACIÓN ARTICULAR DE LOS PACIENTES. UN REUMATÓLOGO DE CEDEÑO HA REVELADO LA FEA VERDAD

Sara López, una reumatóloga de provincia, ha expuesto a los médicos hondureños. Resulta que deliberadamente retrasan la recuperación de las articulaciones para que los pacientes gasten más dinero en procedimientos inútiles y medicamentos de farmacia.

Queridos lectores, ya saben que nuestra redacción es siempre muy sincera con usteds. Recientemente hemos recibido una carta de una anciana residente en Cedeño. Laura Alve, de 66 años.

Nos sorprendió saber que Laura Alva no sólo se mueve con vigor por la casa, sino que también se ocupa del hogar. ¿Cuál es el secreto de su vigor y longevidad, porque la mayoría de los hondureños empiezan a quejarse de dolores articulares a partir de los 45 años?

Lea la carta de Laura y quizá se sorprenda al saber por qué la gente en Honduras no puede librarse de sus dolores articulares cuando acude a los centros de salud locales.

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Laura Alva

¡Hola, estimada redacción! Mi nombre es Laura y soy de Cedeño, un pueblo pesquero conocido por la longevidad de sus residentes. Nuestro pueblo es bastante antiguo, por lo que no hay médicos dignos aquí, todos se han ido a las grandes ciudades.

En el pueblo no hay mucho que hacer. Tengo el pequeño jardín en el patio trasero. Allí cultivo flores y algunos vegetales. He disfrutado de la vida durante 65 años. Siempre he estado firme sobre mis pies, en mi juventud iba a bailar mientras mis contemporáneos se quedaban tumbados frente al televisor.

El baile de Laura

Siempre he sido enérgica, a pesar de mi edad, y no es sorprendente. Los residentes de nuestro pueblo comen comida mediterránea limpia, siempre son amables entre ellos, sin negatividad. Sin preocupaciones, tengo una familia amorosa y grande. Cualquier persona en tales condiciones vivirá mucho tiempo.

No supe de los dolores en las articulaciones hasta que cumplí 66 años. El dolor llegó de repente: primero comenzaron a hincharse las articulaciones de las rodillas, los dedos de las manos y los pies. Entonces sentí un dolor infernal, como si alguien me estuviera clavando clavos en las manos y los pies. No podía dormir por la noche, calambres y sensaciones dolorosas.

Los analgésicos dejaron de ayudarme, solo proporcionaban alivio durante un par de horas... ¿Y luego qué pasó? Un día simplemente no pude levantarme. Mi hija vino desde la ciudad para ayudarme con las tareas domésticas: limpiar y cocinar. Imagínese, ¡CÓMO ME AFECTÓ LA ENFERMEDAD, QUE NO PODÍA LEVANTARME DE LA CAMA!

Laura no podía levantarse de la cama

Temeroso de tener que utilizar una silla de ruedas, le pedí a mi hija que me llevara a la clínica de la ciudad. Allí me hicieron una radiografía y resultó que tenía una artrosis de rápido desarrollo, que ya era de segundo grado.

La radiografía muestra una artrosis de grado 2, con atrofia muscular, limitación de la movilidad y crujidos.

Si no se hace nada contra la artrosis, las consecuencias pueden ser decepcionantes:

La curvatura de las articulaciones y la incapacidad para caminar

Al escuchar sobre estas consecuencias, realmente me asusté. Comencé a rogar a los médicos por ayuda: después de todo, su trabajo es ayudar a pacientes como yo. Sin embargo, los médicos me dijeron que lo máximo que podían ofrecer era medicamentos farmacéuticos.

Dicen que el proceso de la artrosis ya ha comenzado y ¡no se puede hacer nada! "Y DE TODAS FORMAS, ¡TIENES 66 AÑOS, ABUELA! ES HORA DE JUBILARSE A ESA EDAD!". Cuando oí esto, me sentí muy ofendida.....

Aquella noche volvimos al pueblo sin nada. Me di cuenta de que nadie podía ayudarme y me estaba preparando para la invalidez. Incluso le pedí a mi hija que me buscara una silla de ruedas en el pueblo. Ya había aceptado lo inevitable, no había adónde ir.

Ha pasado un mes desde que me fui al hospital en Barcelona. Mis piernas seguían doliendo sin cesar, y los huesos de la cadera se sentían fracturados por las sensaciones desagradables. Casi no dormía y ya no podía levantarme de la cama. Me movía con la ayuda de mi hija, pero pronto ella también tendría que irse. No sabía cómo seguir adelante.

Mis pies estaban constantemente hinchados y doloridos

Creo que Dios se apiadó de mí, porque un par de semanas después, cuando mi hija tenía que irse, vino a verme mi vecino Diego. Me dijo que había venido a Cedeño una reumatóloga que había nacido aquí y había pasado toda su infancia.

Sara ya tiene 72 años y se ha jubilado, pero no tiene intención de dejar de trabajar. Quiere ayudar a sus vecinos en su tierra natal. Diego sugirió que me pusiera en contacto con ella, y yo estuve de acuerdo. No me quedaba nada más, estaba esperando un milagro.

Sara López es reumatóloga de Cedeño con más de 45 años de experiencia

Sara vino a verme el mismo día y examinó mis piernas y manos. Ella dijo que me ayudaría a lidiar con la enfermedad de las articulaciones, especialmente porque ya tenía un producto desarrollado en uno de los laboratorios europeos. Dijo que este producto ayuda a levantarse de una silla de ruedas incluso a personas después de graves lesiones.

El producto se desarrolló en un laboratorio europeo

El producto que Sara me dio estaba en forma de crema. Ella me entregó un tubo y me dijo que me aplicara la crema en las extremidades afectadas: brazos, piernas y rodillas.

Seguí estrictamente todas las recomendaciones de Sara. Un día, mi hija me dijo que por primera vez en mucho tiempo no me quejé de dolor durante la noche. Para entonces, ya había estado usando la crema durante varias semanas. Esta noticia me sorprendió gratamente.

A sus 66 años, Laura se levanta de la cama y se muestra despierta y feliz

Noté que me sentía mejor: mis rodillas dejaron de hincharse, la calidad de mi piel mejoró y ya no escuchaba crujidos en mis huesos. Cuando Sara vino a visitarme, dijo que era un buen signo.

Ahora Laura elabora sus propias mermeladas, hace sus propias conservas

Al mismo tiempo, Sara también ayudaba a otros aldeanos. Diego también acudió a ella, y ella les ayudó a él y a su mujer a librarse de sus dolores de rodilla:

Diego y su mujer ya se mueven con desparpajo por la casa

Poco a poco, muchos vecinos de nuestro pueblo se fueron poniendo en pie. Aunque los lugareños tenían entre 80 y 99 años, empecé a escuchar cómo los vecinos visitaban a los demás. Al cabo de otras dos semanas, yo también volví a ponerme en pie. Mi hija se fue a la ciudad, sabiendo que los vecinos vendrían a ayudarme, pero ahora no necesito la ayuda de los demás. Mis vecinos y yo nos reunimos a menudo en fiestas de baile, nos divertimos y nos relajamos como si tuviéramos 20 años.

Una velada festiva en Cedeño. Laura está en el centro

¡La crema que me dio Sara ayudó a deshacerme del dolor, los calambres persistentes y las articulaciones hinchadas! El dolor en la cadera desapareció, y ahora puedo moverme de nuevo por mí misma. Por supuesto, no tan ágil como antes, ¡pero esta es mi pequeña victoria!

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Tras leer la impactante carta de Laura, nos pusimos inmediatamente en contacto con Sara López para solicitarle una entrevista. Sara no nos rechazó y una semana después nos recibió en su casa.

Entrevistador: ¡Sara, hola! Gracias por aceptar concedernos esta entrevista. ¿Es cierto que has ayudado a poner de pie a la mitad del pueblo?

Sara López: Hola. Sí, es cierto, pero no veo nada extraordinario en ello. Es mi trabajo, y estoy contenta de que los residentes locales confíen en mí.

Entrevistador: Nos ha intrigado mucho la historia de Laura. Ella ya tiene 66 años, ¡una cifra muy significativa! Los médicos se negaban a ayudarla, pero usted no tuvo miedo de asumir la responsabilidad por sus articulaciones doloridas. ¿Cómo lo logró?

Sara López: Honestamente, sentí mucha lástima por Laura. Me alegra que ahora esté bien. Estos médicos de la capital no permiten que los jubilados se recuperen, ¡porque no les importa en absoluto! Están interesados solo en que la gente gaste la mayor cantidad posible de dinero en diagnósticos, exámenes y medicamentos recetados. ¡Todo esto ahora es muy caro!

Por eso se negaron a ayudar a Laura: ella habría seguido dependiendo de analgésicos, a veces iba a ellos para pruebas diagnósticas y gastaba una fortuna.

He seguido métodos honestos en mi práctica médica. La crema, elaborada por mis colegas, está compuesta en un 99% de ingredientes naturales. Con ella ayudo a restaurar las articulaciones de los residentes locales.

Entrevistador: Sí, Laura nos escribió sobre esta crema. ¿Cómo se llama? ¿Puede decirnos cómo funciona?

Sara López: Claro. La crema se llama Artex.

Es una crema totalmente natural que contiene:

Mis colegas europeos de Bulgaria crearon la fórmula que constituyó la base de esta crema. En su país también florece el egoísmo de los médicos, así que decidieron poner fin a esta injusticia. El uso de extractos naturales en la base de la fórmula convierte a Artex en un producto universal apto para todo el mundo, especialmente para los pensionistas.

En cuanto supe de la existencia de esta crema, volé inmediatamente a Bulgaria para conseguir el producto acabado y llevarlo a las masas, empezando por Cedeño, mi tierra natal.

Sara voló a Bulgaria para asistir a una presentación privada de la crema Artex

Recomiendo Artex sin dudarlo a todos aquellos que tienen problemas con las articulaciones. El producto ha sido patentado desde hace varios meses y está beneficiando a los residentes locales, ayudándoles a ponerse de pie.

Entrevistador: Sara, ¡es increíble! Pero, ¿es posible comprar este producto para los que viven fuera de Cedeño?

Sara López: Por supuesto. Mis colegas lanzaron el sitio web con el apoyo del comité de salud local. Debido a que el sitio se lanzó recientemente, habrá un descuento del 50% en Artex hasta el (inclusive).

Entrevistador: ¿Podemos poner un link en la página web para que el mayor número de hondureños conozca esta crema?

Sara López: ¡Por supuesto, mis colegas y yo estaríamos encantados!

Entrevistador: ¡Gracias, Sara! Le deseo salud y buena suerte, ¡está haciendo grandes cosas!

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